La Maleta de Schindler

maleta de Schindler

Un tribunal de Jerusalén escuchará un caso el mes que viene acerca de la propiedad impugnada de una de las maletas que pertenecían a Oskar Schindler, el protagonista del megahit de Steven Spielberg en el año 1993.

La maleta contiene muchos de los papeles personales de Schindler, incluyendo la lista original de judíos que rescató del holocausto, exigiendo el derecho a emplearlos en una fábrica incautada por los nazis en Cracovia que él gestionaba. Esta maleta ha estado en el Yad Vashem World Center desde la investigación del holocausto en 1999 y por supuesto su valor se cifra en millones.

Los años que duró la batalla legal fueron instigados por Erika Rosenberg, una mujer argentina y heredera legal de Emilie Schindler, la última viuda de Oskar y a la que legalmente pertenecía la famosa maleta.  Rosenberg escribió una biografía sobre Emilie en 1996 y se esforzó por editar la narrativa histórica establecida para reflejar la considerable aportación en la misión de su marido.

Emilie Schindler fue nombrada Justos entre las Naciones en 1993, (Righteous Among the Nations), trece años después de que se lo otorgaran a su marido. Este distintivo reconoce a los no-judíos que arriesgaron sus vidas para salvar a los judíos del exterminio nazi.  Rosenberg sostiene que la maleta es legítimamente parte del patrimonio de Emilie, y por tanto una parte de la herencia de Rosenberg.

Tanto Yad Vashem y Rosenberg ofrecen narraciones complementarias para justificar sus reclamaciones a la maleta, recientemente se detallan en un trozo de formulario sobre la disputa en Haaretz. Emilie Schindler estuvo legalmente casada con Oskar hasta que este faltó en el 1974, momento en el cual habían estado tiempo separados. La pareja se fue junta a Argentina después de la guerra pero Oskar volvió a Alemania en 1957 y se puso a vivir con su amada Ami Staehr. Fue Staehr quien destapó la maleta en 1999 en el ático de la casa que habían compartido. La comprensión de estos puntos es históricamente significativa, porque Ami supuestamente se lo dio al periódico de investigación alemán Stuttgarter Zaitung, que donó el tesoro a Yad Vashem. En el relato de Yad Vashem, Oskar, había regalado sus efectos personales a Staehr en vida.

Pero la versión de Rosenberg destaca que este regalo no está puesto por escrito, y que por tanto es legítimamente de Emilie. La demanda sostiene que Emilie se sintió abandonada tanto  por su marido como el registro histórico y que se sintió excluida de la historia que celebra si marido. La defensa de Rosenberg sostiene que el periódico alemán no tenía derecho a donar la maleta y que su batalla no es por motivos económicos diciendo que sin embargo se siente responsable de buscar justicia debido a su vínculo con Emilie. Las dos mujeres de hecho compartieron una estrecha relación en Argentina – Rosenberg fue nombrada heredera legal de Emilie y se cree que ella ha pagado su entierro en el 2001 en Alemania – Pero Yad Vashem ve en este vínculo oportunismo y explotación.

Además de sondear las complejidades jurídicas de derecho de estado este caso  de la maleta llega al corazón de las personas y su relación con la memoria histórica. Mientras que esta no puede estar nunca por escrito de manera exacta, ciertamente este tema arroja una luz diferente al caso.

De hecho una de las analogías que se han hecho al respecto de esta maleta ha sido la de compararlo con las obras de arte saqueadas durante la época nazi. Si el arte de rapiña, tan habitual en la Alemania nazi se ha escrito en el derecho internacional, realmente es muy difícil ponerle una aplicación en el mundo real. Sin embargo, cuando la propiedad de antes y el linaje se puede probar, tanto la opinión pública como los tribunales han ayudado con fuerza a la restitución. Como resultado, obras exhibidas de manera pública son transferidas a sus herederos con bastante frecuencia.

Creemos que comparar este tema con el arte saqueado es un poco pasarse. La restitución de estos bienes incautados a judíos durante el Holocausto no es popular por el hecho de que la gente está muy enterada de la ley de bienes, sino porque es un acto de justicia contra el genocidio. En otras palabras, el atractivo moral se encuentra en nuestro deseo de condenar colectivamente este acto de barbarie. En este sentido creemos que la maleta hará más papel para servir a la conciencia de la humanidad en Yad Vashem que con Rosenberg. Aunque no sabemos lo que haría Rosenberg con ella si ganara el caso, pero por lo que sabemos los objetos personales de la finca de Schindler han alcanzado sumas exorbitantes en las subastas, como era de esperar.

Pensamos que ahora mismo esta maleta está sirviendo para la posteridad como un recurso histórico y símbolo público de la resistencia justa. Y nos parece más justo que venderlo al mejor postor.

Sabemos que esta historia es difícil de superar pero si quieres una maleta, puedes tenerla en https://www.maletasviajeras.com/es/ y hacer tu propia historia dentro de ella.

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