¿Eres una persona de mochilas o de maletas de viaje? Lo más probable es que lo tengas claro antes de responder. Pero sea cual sea tu respuesta automática que hayas tenido vale la pena considerar al menos algunas de las situaciones en las que cada una te va a funcionar mejor que la otra.
Tanto las mochilas como las maletas de viaje tienen sus ventajas, pero cada uno tiene puntos únicos que ayudan en la resolución de problemas específicos de cada tipo de viaje. Y por supuesto cada uno de los dos tiene puntos de débiles que hacen tus viajes mucho más difíciles en según qué situaciones y circunstancias.
Por eso hay veces en las que vale la pena ser flexible en relación al equipaje que te llevas.
Cuándo llevar maletas de viaje
El gran punto de las maletas de viaje con ruedas – especialmente las maletas de mano o maletas de cabina – es que las ruedas hacen el trabajo duro el 90% de las veces. Esto significa que no te retrasará si tienes que correr por el aeropuerto para hacer un transbordo y que también es muy útil para personas con problemas de espalda o articulaciones. Evidentemente también para cuando quieres viajar sin cargar peso.
Las maletas de viaje ofrecen otra gran ventaja que muchas mochilas no consiguen: Mayor flexibilidad a la hora de hacer la maleta. La forma en la que se abren las maletas permite que sea más fácil minimizar las arrugas de tu ropa y también maximizan la facilidad de acceso.
Cuándo gana la mochila
Para entender completamente el encanto de la mochila y por qué tanta gente la prefiere hay que admitir la primera gran debilidad de las maletas rodantes. Que no ruedan igual de bien por todas las superficies. Adoquines, una ladera de tierra o un sinfín de escaleras del metro te hace ser conscientes de que las maletas de viaje con ruedas tienen poco que hacer aquí y la ventaja que aportan las mochilas en este caso. Al final resulta que las personas acaban llevando su maleta a cuestas en un ángulo malo para su espalda y sus articulaciones cada vez que el terreno deja de ser liso y plano.
Una mochila saca de la ecuación la torsión y la carga. Evidentemente estás llevando tus cosas todo el tiempo pero lo estás haciendo de manera ergonómica, simétrica en los dos lados por lo que no se carga ninguna parte de tu espalda más que la otra y de forma segura. Además puedes coger ese sinfín de escaleras como si nada, pasar por las puertas del metro de manera sencilla y eficiente y por supuesto andar por adoquines, caminos de tierra o aceras agrietadas como un rey.
Estamos acostumbrados a pensar en las mochilas como ese gran compañero de todo camino en los que parece que lleves escrito no uso desodorante” y donde el personal del hotel piensa que vas a lavar tu ropa en una pila y colgarla sobre la silla.
La pregunta aquí es: ¿se puede encontrar una mochila con clase? La respuesta es claramente que sí. Puedes conseguirlo tanto dando un aspecto retro y súper resistente o buen optar por líneas elegantes. Ambas opciones eliminan las correas por todas partes, la estética ultra al aire libre y la mochila ultra técnica que está como en casa en ambientes alpinos pero desentona completamente en las calles de Madrid, París o Nueva York.
Así que ya sabes la maleta de viaje y la mochila son para cosas distintas y aunque cada uno de nosotros tiene sus preferencias y su estilo hay veces que es objetivamente mejor llevar una u otra. Aun así sabemos que la guerra entre maletas de viaje y mochilas es eterna y siempre tendrá detractores de unas y defensores acérrimos de otras. Ya se sabe que los montañeros suelen ser leales a la mochila y los hoteleros leales a las maletas, pero en todo (o casi) hay excepciones.
Cada grupo tiene sus partidarios, ardientes y fuertes en la defensa de sus opciones pero sí que hay algo que debes saber, y es que hay veces que es como ponerte un traje de fiesta para ir a una acampada o como llevar zapatillas de montaña a una reunión de trabajo. Cada cosa para un sitio.
Por cierto, maletas de viaje o mochilas, ¿En qué lado estás?
Seas como seas tienes tus mochilas y maletas de viaje en maletas viajeras.