Viajar es una forma de educación y también un nueva aptitud que poner en tu curriculum.
Al hacer las maletas y salir a viajar se aprende un conjunto de habilidades diferentes que las que da leer un libro en el sofá. Viajar construye el carácter y nos educa de forma natural para valernos por nosotros mismos. No se puede enseñar a apreciar el mundo, ni la pasión por viajar si no viajas.

Somos una nueva generación y estamos cambiando las cosas, tiempos de calma y años sabáticos, aprendizaje de nuevas y futuras tendencias de las redes sociales, siempre en busca de una aventura emocionante.

Sin embargo, cuando las personas de recursos humanos ven temporadas “vacías” en nuestros currículums no pueden evitar pensar “parece que no está dispuesto a trabajar” ven una persona desempleada, sin ambición y dada al desenfreno de fiestas y amigos. Bien, puede que haya algo de verdad, pero es hora de demostrarles que las empresas están perdiendo una gran oportunidad de contratar quizá a sus mejores empleados. EVER.

Hemos llenando maletas y estado viajando, creciendo personalmente, descubriéndonos a nosotros mismos, lo que somos, y lo que queremos ser. Los viajeros tienen más beneficios de los que te imaginas a la hora de encontrar un trabajo. Así que la próxima vez que vayas a una entrevista dilo bien alto. Soy viajero.

Aquí hay algunas de las razones por las que los viajeros somos unos grandes candidatos.

Nos gusta probar cosas nuevas

¿Has probado a comer saltamontes? ¿Dormido en una tienda de campaña, o fuera de tu país de origen? Obviamente estas experiencias no son el día a día de la mayoría de personas, pero los viajeros empujamos nuestros límites y exploramos cosas nuevas. Aplícalo a un programa de software, a un Excel o a la forma de reestructurar una empresa.

Negociamos

¿Alguna vez has estado en Asia o en América del Sur? “Amigo, tengo un buen precio para ti”. Ok, ahora es el momento de regatear para todo. Nos encontramos lo que queremos, encontramos nuestro precio y sabemos cómo conseguirlo. Negociamos con otras empresas y con otras personas bastante bien. Aplícalo a futuras colaboraciones o nuevos acuerdos.

Sabemos cómo presupuestar y ahorrar a la hora de gastar

Los candidatos viajeros saben cómo estirar el dinero. Hacemos informes y sabemos cómo mantenernos dentro del presupuesto. Sobre decir más. Podemos mantener una empresa dentro del presupuesto y que sobreviva sobradamente. Como nosotros.

Asumimos riesgos

Como viajeros nos enfrentamos a situaciones a veces incómodas que nos hacen salir de nuestra zona de confort. Estamos dispuestos a superar nuestros miedos a lo desconocido y explorarlo. Saltamos barrancos, comemos carne de procedencia misteriosa o incluso cruzamos calles sin semáforos en Vietnam. En los negocios también estamos dispuestos a descubrir esas buenas cosas que solo se encuentran si vamos un poco más allá y asumimos ciertos riesgos.

Nos adaptamos a los cambios

Nos manejamos bien en los cambios. Viajamos de un lugar a otro, distintas monedas, distintos transportes distintas zonas horarias. Somos más abiertos al cambio y la reestructuración que otras personas que no viajan, algo muy valorados por las empresas.

Somos pensadores culturales

Sabemos cómo tratar con personas de diferentes culturas. En un mundo tan interconectado esto va a ser cada vez más preciado en el trabajo. Distintas tradiciones, costumbres, idiomas, saber movernos en este ambiente nos facilita mucho un buen networking.

Podemos decir “gracias” en muchos idiomas

Cuando viajas es fácil siempre quieres traerte parte del lugar del que vienes, y muchas veces es parte del idioma. Para las empresas que trabajan con organizaciones que no siempre hablan inglés es muy interesante poder decir un simple “M’goi” (gracias en Cantonés) a hombres de negocios chinos, nos hace compañeros. Lo importante es que vean que estamos tratando de adaptarnos a ellos.

Sabemos comunicarnos

No solo estamos dispuestos a aprender algunas palabras sueltas, sino que tenemos que aprender a comunicarnos con otras personas para visitar la ciudad o para llegar a un lugar determinado. Hablamos con otros viajeros en albergues, conocemos a otras personas y no tenemos miedo de tener una conversación. Somos ciudadanos globalizados, y aunque no lo sepamos, también grandes vendedores.

Tomamos decisiones rápidas

Los viajeros tenemos que tomar decisiones todo el tiempo mientras estamos en marcha. Las cosas no van bien, el lugar al que vamos está lleno… sopesamos pros y contras rápidamente para maximizar tiempo y dinero. Dos cualidades importantes para cualquier empresa.

Siempre aprendiendo

Nos gusta aprender allá donde vamos. Nuevas culturas, costumbres y tradiciones. Aprendemos del mundo, de nosotros mismos y de otras personas. Y adaptamos esa misma mentalidad en un trabajo. Queremos crecer y hacer más grande nuestro “yo”

Resolvemos problemas

Vuelos que se retrasan, maletas perdidas, autobuses que no vienen. Todos nos hemos visto estas situaciones y sabemos cómo mantener la calma cuando algo no va del todo bien. Por ejemplo en la planificación de eventos siempre pasa algo (siempre). Pero es la forma en que manejamos la situación lo que importa. Y los viajeros nos vemos más cómodos en esta situación que el resto.

Somos grandes contadores de historias

Mucho terminan sus estudios y encuentran un trabajo. Han ido a la universidad, han hecho fiestas y quizá han jugado a algún deporte. Pero los viajeros dejan sus comodidades y exploran más allá de los círculos sociales. Por eso son grandes contadores de historias, pueden contarte cómo se hicieron aquella cicatriz, cómo cocinar comida vietnamita o como bañarse entre corales.

Somos soñadores

Los viajeros vemos belleza en lugares que otros no ven. Somos capaces de ver el mundo de una manera diferente. No es normal, es mágico. Por tanto al trabajar también queremos hacer de nuestro trabajo nuestro nuevo mundo, aportamos valor y cultura al espacio de trabajo.

 

Tenemos esto. ¿Es o no para ponerlo en el currículum?